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Mostrando las entradas de mayo, 2020

El sesgo inconsciente, los prejucios y los privilegios

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Leyendo las noticias hace unos días, me topé con un artículo publicado en un foro jurídico que sigo que se centra en el concepto -no tan conocido- de “sesgo inconsciente” (del inglés unconscious/implicit bias ). Aunque generalmente no lo notemos, todos y todas lo llevamos con nosotros, y este se va retroalimentando con el pasar de los años y con las experiencias que nos toca vivir. El artículo me pareció una pieza brillante y autosuficiente, por lo que en lugar de ponerme a escribir sobre el tema, decidí directamente traducirlo del inglés y publicar la traducción para quien quiera acceder al mismo en español. Creo que ayuda a que seamos un poco más conscientes del lugar donde estamos parados como individuos en la sociedad, los prejuicios ocultos y automáticos que acarreamos con nosotros (y en consecuencia que otras personas acarrean con respecto a nosotros), y los privilegios que en mayor o menor medida hemos vivenciado, y de los cuales en muchas oportunidades no podemos o

¿Queremos menos delito?

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Por MCB Damiens fue condenado, el 2 de marzo de 1757, a “pública retractación ante la puerta principal de la Iglesia de París”, adonde debía ser “llevado y conducido en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano”; después, en “dicha carreta, a la plaza de Gréve, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado [deberán serle] atenazadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio, quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento”. (…) “Aseguran que aunque siempre fue un gran maldiciente, no dejó escapar blasfemia alguna; tan solo los extremados dolores le hacía